El Capitolio Nacional de Cuba


El Capitolio Nacional de Cuba es una de las edificaciones más emblemáticas de la ciudad de La Habana. Esta majestuosa edificación, ubicada en Centro Habana, es similar al Capitolio de Washington D.C, pero un metro más alto, un metro más ancho, un metro más largo, y mucho más rico en detalle. Las obras de su construcción fueron iniciadas.  Para finalizar su construcción se necesitaron más de 5000 obreros, 3 años, 3 meses y 20 días de trabajo; y unos 17 millones de dólares americanos.

Antiguamente era utilizado como sede del Congreso Cubano, pero desde el año 1959 ha albergado la Academia Cubana de las Ciencias y la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología.

El Capitolio Nacional fue construido con piedra caliza blanca de Capellanía y granito. Su elegante cúpula de 62 metros realizada en piedra está rematada con una réplica de la estatua de bronce del escultor del siglo XVI Giambologna, y destaca en el horizonte de la ciudad. En la planta superior, justo en el centro debajo de la cúpula, alberga un flamante diamante de 25 kilates. Como curiosidad, es interesante saber que la distancia por carretera entre La Habana y cualquier otra ciudad del país se calcula desde este mismo punto.

Al traspasarla llegarás al Salón de los Pasos Perdidos, llamado así por su excepcional acústica, en cuyo centro se encuentra la Estatua de la República, una gigantesca mujer de bronce de 14,60 metros de altura, y más de 30 toneladas, que simboliza la virtud tutelar del pueblo y el trabajo.

El Capitolio de Cuba fue declarado Monumento Nacional en noviembre del 2010, y actualmente está siendo restaurado por la Oficina del Historiador de La Habana Vieja.


Pórtico central
Una ancha escalinata de granito, con 55 escalones, 36 metros de ancho y 16 de alto, conducen al pórtico del edificio.  Ese zaguán lo forman dos macizos en los extremos y doce columnas de orden jónico, seis en primera línea y las otras en la segunda línea de muros. Los pilares destacan por sus enormes dimensiones, de diámetro poseen 1,55 metros y de altura 14,10 metros. Sus capiteles jónicos y romanos de dos caras también asombran por sus tamaños. Motivos del recibidor, ubicados en todas las puertas y los paneux laterales, lo constituyen los recuadros de mármol Boticcino esculpidos por Angelo Zanelli.




A ambos lados del fin de la escalera aparecen dos impresionantes grupos escultóricos de bronce con pedestal de granito, del italiano Angelo Zanelli, una masculina y la otra femenina, tienen una altura de 6,70 metros y representan la primera el progreso de la actividad humana y la segunda la virtud tutelar del pueblo.


La Cúpula
Su elegancia hace reconocer al edificio desde diversos puntos de La Habana, cuya altura alcanza los 91,73 metros. Atravesando el pórtico central llegará a la rotonda bajo la cúpula. Una vez ahí si observa hacia ambos extremos verá que siguen las dos alas del Salón de los Pasos Perdidos, de estilo ecléctico y dispuesto para grandes recepciones. 

 Se destacan en la cúpula los escudos de las antiguas seis provincias cubanas, mientras al final de cada una de las salas están las puertas de acceso a los salones y galerías, coronadas con el escudo nacional en bronce.


Brillante de 25 kilates
En su centro se halla el brillante de 25 kilates, directamente bajo la aguja central de la cúpula, fijando el punto de partida de todo el sistema de carreteras del país, y también como sitio divisorio entre la Cámara y el Senado”.


Estatua de la República
La Estatua de la República
En su nicho se aprecia la Estatua de la República, con un peso de 30 toneladas y una altura total de 14,60 metros, descansa sobre un pedestal de mármol de 2,50 metros. Es la figura de una mujer joven de pie, vestida con una túnica, con casco, escudo y lanza, para su modelaje se escogió a la cubana Lily Lalty. Fue esculpida por Angelo Zanelli, autor del Altar de la Patria, que forma parte del monumento al rey Víctor Manuel, en Roma. Es la tercera estatua bajo techo en el mundo en tamaño, superada solo por el Buda de Oro de Nava, Japón y la de Abraham Lincoln en el mausoleo erigido en su honor en Washington.



Salón de los Pasos Perdidos, de estilo ecléctico y concebido para grandes recepciones, es quizás, el más elegante de todo el país. Al traspasar el pórtico central, encontramos las dos alas del salón y en el centro, el brillante que marca el kilómetro cero de todas las carreteras de la Isla. Tiene un tamaño impresionante: 1.740 m2 (120 metros de largo por 14,50 m de ancho), y a través de él se accede a los hemiciclos, salones y galerías de la parte posterior del edificio. 


El Hemiciclo Camilo Cienfuegos, otrora Cámara de Representantes. Este emblemático espacio conserva su mobiliario y distribución originales con la galería de circulación, con puertas y balcones que la aportan frescura y claridad.

Otros salones del Capitolio.

Salón Baire, que fuera sala de conferencias y protocolo de la Cámara de Representantes. En los vestíbulos de los ascensores y escaleras, de decoración sencilla, sobresalen las puertas de bronce y el zócalo de mármoles rosados y ocres, respectivamente.

Salón Bolívar, conservado con su mobiliario original y con sus espejos venecianos, que intenta reproducir el ambiente refinado de Francia en la época de Napoleón Bonaparte.

Salón Baraguá, de estilo neoclásico, destinado originalmente como lugar de trabajo de las secretarías de la Cámara de Representantes. 

Salón Martí, al centro, con un bello cromatismo y de estilo renacimiento italiano. Su decorado interior alude a las musas del saber y del pensar, que dan un real sentido a su uso, servir de antesala a la biblioteca dedicada al más grande de los cubanos. Esa biblioteca, antes reservada a los congresistas, conservó gran parte del mobiliario original. Fue una sala de consultas y referencias de la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología.

En todos los salones y galerías se reiteran rosetones con las iniciales, entrelazadas, de la República de Cuba. Creadas por artistas cubanos, pero fundidas principalmente en Francia, las lámparas poseen diseños diferentes de un salón a otro.

Se aprecia el trabajo de los techos y puertas de los salones Yara y Jimaguayú, destinados a las reuniones de los comités de la Minoría y de la Mayoría parlamentarias.

Parte posterior del edificio. Se halla el vestíbulo que conduce a las Escaleras de Honor, la cual debe su nombre a que sólo podía ser utilizada por los parlamentarios.

Documentación de la construcción del Capitolio.
Tomado de Arquitecturacuba.com











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