El Templete, ubicado en un extremo de la Plaza de Armas,
es visitado diariamente por turistas de diversas latitudes. Este simbólico templo, devenido monumento y parte
integral del centro histórico de la capital cubana marca el punto de origen de
la cosmopolita ciudad.
Según los registros históricos, el Templete fue inaugurado
el 19 de marzo de 1828 en donde se estima fue celebrada la primera misa de la
Villa San Cristóbal de La Habana, fundada en 1519. Junto a la obra, casi como
parte de la arquitectura del lugar se erige una ceiba, que también ocupa parte
del emplazamiento original de la villa. De ahí que cada año, habaneros y
cubanos en general den tres vueltas al frondoso árbol para celebrar un
aniversario más del nacimiento de la ciudad.
Justo delante de la ceiba que actualmente protagoniza el
ritual, se encuentra Columna Cagigal, construida en el lugar donde estuvo el
primer árbol de la ciudad.
El Templete, ubicado a un extremo de la Plaza de Armas,
tiene una fachada compuesta por un pórtico de columnas dóricas que sostiene un
friso decorado y un frontón con una inscripción conmemorativa de la
inauguración. También entre los elementos destacables de su arquitectura se
encuentra que está compuesto de un arquitrabe de seis columnas de capiteles
dóricos, zócalos áticos y cuatro pilastras en los costados. Los pisos interiores
son de mármol y su pavimento es de mármol blanco. La edificación se considera
como la primera obra civil de carácter neoclásico en La Habana.
Pero además del valor patrimonial, el monumento –pues
constituye un singular homenaje a los inicios de la vida habanera- llama la
atención por tres lienzos que cuelgan en su interior y que, de alguna manera,
resumen momentos claves de más de tres siglos de historia. Las pinturas, de la
autoría del pintor francés Jean Baptiste
Vermay, representan una advocación a la primera misa, el primer cabildo, y un
lienzo central escenifica el acto de bendición del lugar y la misa del obispo
de Espada, en presencia del Capitán General, la aristocracia y altos
funcionarios del gobierno colonial español.
Este simbólico lugar se ha convertido en un punto de
obligada visita para quienes deseen conocer cada secreto de una de las más
relevantes ciudades del Caribe, por lo que varios recorridos turísticos los
incluyen en sus itinerarios. La arquitectura neoclásica y cada detalle que su entorno
cuenta al visitante bien valen la pena cuando de vivir La Habana se trata.
Publicado
por: Redacción TTC
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