Rotterdam, siempre a la vanguardia arquitectónica, pronto albergará dos nuevos y espectaculares edificios. El primero, Public Art Depot, servirá para solucionar los problemas de espacio del Museo Boijmans Van Beuningen y también ofrecerá a los ciudadanos un nuevo espacio de ocio y cultura, mientras que el Dutch Windwheel pretende convertirse en el nuevo icono de la ciudad.
La colección del Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam está considerada una de las mejores del mundo. Alberga en total unos 145.00 objetos, desde arte medieval a trabajos contemporáneos, desde pintura a fotografía, desde arte decorativo a diseño industrial. Y resulta imposible exponerlos todos de una vez. De hecho, unos 70.000 objetos se guardan en almacenes externos, algunos de los cuales no reúnen, precisamente, las mejores condiciones para ello.
Desde 2005 se trabajaba en la idea de dotar al museo de un nuevo espacio donde la colección pueda ser preservada en condiciones óptimas de cara a su conservación y a la seguridad. Hasta que en 2011 llegó una nueva idea: ¿por qué no hacer toda la colección accesible al público, por qué no enseñar lo que hay más allá de lo que normalmente vemos en los museos, por qué no crear un espacio que sea expositivo y también sirva de almacenaje?
El estudio de arquitectura MVRDV (responsable también del Markthall) ha sido el elegido para dar forma a esta idea. El nuevo edificio, que se construirá junto al Museo Boijmans, cuenta con un diseño espectacular. Su estructura redondeada y su fachada en espejo favorecen la integración con el entorno y reflejará el Museumpark, uno de los pulmones verdes de la ciudad, donde se encuentra el museo. Tendrá una superficie total de 15.000 metros cuadrados y costará unos 50 millones de euros. Albergará también una cafetería y un restaurante en la azotea y se prevé que esté terminado en 2017 o 2018.
El segundo gran proyecto arquitectónico para Rotterdam se llama Dutch Windwheel. Se trata de un gigantesco molino de viento sin partes móviles que además albergará viviendas, será totalmente sostenible y podrá ser visitado. Los arquitectos han planteado una enorme estructura de 174 metros de altura y dos anillos: el interior albergaría las viviendas, un hotel de siete plantas y un restaurante, mientras que el exterior sería giratorio y tendría 40 cabinas que ofrecerían espectaculares imágenes de la ciudad.
Unión de ciencia y diseño, este molino de viento del siglo XXI también aspira a convertirse en una gran atracción turística, con visitas de hasta 1.5 millones al año, así como un edificio de referencia por su compromiso con la ecología y la sostenibilidad. La energía del edificio se producirá mediante el sistema EWICON (Electrostatic Wind energy CONvertor), una tecnología que libera partículas de agua con carga positiva que el viento desplaza y que al cambiar su polaridad generan electricidad.
Los residuos orgánicos también serán transportados hasta la base del edificio, donde se reciclarán para generar biogás. Y de noche permanecerá iluminado. Si los planes se llevan a cabo como están previstos, la construcción del Dutch Windwheel tendrá lugar entre 2020 y 2022.
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