Kioto
fue la capital de Japón desde desde 794 hasta el desplazamiento del gobierno a
Tokio en 1868 cuando tuvo lugar la Restauración Meiji. Los cientos de templos y santuarios, varios
castillos y docenas de jardines, además de otros monumentos, han convertido a
esta ciudad en la reserva de la tradición japonesa
A
menos de 30 minutos en tren desde Osaka, la antigua capital imperial de Japón
ostenta el titulo de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por sus numerosos
monumentos históricos por lo que intentar recorrer todos, o sólo los más
importantes, es tarea imposible e incluso poco recomendable.
Resulta
más interesante y atractivo pasear por la ciudad sin rumbo, ya que finalmente
todos los caminos llevan a templos increíbles. Pero si hubiera que destacar
algunos de los puntos de mayor interés en Kyoto, seguramente todas las guías y
recepcionistas de hotel te recomendarán lugares como Kinkaju-ji, o Pabellón
Dorado, uno de los templos más famosos de la ciudad situado al norte, y cuyo
nombre alude al oro que recubre parte del pabellón que fuera residencia de un
noble. Los jardines que lo rodean y el estanque de agua que refleja su imagen
lo convierten en un lugar especial.
Muy
cerca, y también muy citados por las guías son los jardines secos Zen Ryoan-ji,
conocidos por ser exponentes de la filosofía Zen. Construidos hacia 1488,
quince piedras sobre un jardín sin vegetación es utilizado para meditar. Sin
embargo, en ocasiones, el exceso de visitantes hace imposible disfrutar de la
experiencia.
Diferente
por su carácter político, y no religioso, es el Castillo de Nijo, en el centro
de la ciudad, compuesto de varios palacios, jardines y estanques de una
simplicidad y belleza típicamente japonesas. El recinto, que se comenzó a
construir a principios del siglo XVII, fue destruido y reconstruido varias
veces por ser sede del poder imperial japonés en la época en la que la ciudad
su la capital. Un paseo completo por el recinto puede llevar entre dos y tres
horas, habiendo en su interior dos restaurantes y casas de té donde descansar
con vistas a magníficos jardines.
Después
de tanto templo, nada mejor para terminar el día pasando por un baño
tradicional japonés, conocidos como Onsen. Hay varios por la ciudad, algunos
enfocados más al turismo y otros auténticamente japoneses. En la estación
central de Kyoto y en los hoteles se ofrecen las direcciones de los Onsen.
Pero
por la noche la cita es en el barrio de Gion, el más tradicional de Kyoto,
donde el viajero podrá encontrarse con auténticas geishas, especialmente en el
callejón de Pontocho paralela al río. En esta callejuela también abundan los
restaurantes japoneses, tradicionales y pequeños, bares donde puedes beber sake
y cerveza japonesa. Al otro lado del río de Osaka, a menos de cien metros, una
alternativa interesante es consultar la cartelera del teatro Minamiza, que
suele ofrecer obras de Kabuki y espectáculos de música tradicional.
Un
poco más alejado del centro -que en las ciudades de Japón suele estar marcado
por la Estación Central del tren- está Fushimi-Irani, uno de los santuarios más
llamativos de Kyoto y que merece dedicarle al menos medio día de visita. El
recinto cuenta con diversos templos y tiendas, donde frecuentemente se pueden
ver ceremonias sintoístas.
Aunque
lo más interesante del Santuario, que ocupa toda una colina, es subir por los
caminos que la recorren hasta llegar a la parte más elevada desde la que se
divisa toda la ciudad de Kyoto. Por el recorrido, diversos templetes, casas de
té y miradores con un ambiente mágico trasladan al viajero hasta épocas
antiguas.
Especialmente
llamativas son las partes del recorrido cubiertas por arcos de madera naranja o
paseo de Itoriis. Al templo se puede llegar en diez minutos con el tren RJ
desde la estación central, incluido en el pase Japan Rail Pass en la misma
línea de trenes que lleva a la ciudad de Nara, otro destino obligado.
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Santander: 942-229099 martillo@viajesaltamira.com
Gijón: 985-354339 asturias@viajesaltamira.com
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