De
todos los itinerarios que ofrece la ciudad española de Valladolid, sin duda, la
más fascinante para conocer su centro histórico es la Ruta del Hereje. Un
recorrido por los lugares exactos donde transcurre la novela del maestro Miguel
Delibes.
El
atractivo de la ruta no está sólo en localizar los escenarios de la novela,
sino en hacer un auténtico viaje en el tiempo, cinco siglos atrás, para
sumergirnos en la que, a mediados del siglo XVI, era una de las ciudades más
importantes del mundo.
San
Pablo, el Palacio de Fabio Nelli, la Plaza Mayor o la Plaza de Zorrilla son
algunos de los lugares de esta ruta que tan verazmente refleja Delibes en la
novela. Su protagonista, Cipriano Salcedo, se ve involucrado de manera directa
en uno de los episodios más dramáticos que vivió la ciudad: el Auto de Fe de la
Santa Inquisición de 1559.
Mamen,
nuestra guía, nos sitúa antes de comenzar la Ruta del Hereje: ‘A través de los
lugares a los que va haciendo alusión Miguel Delibes en la novela podremos
conocer un poco la época de la que trata la novela, de 1517 a 1559, cuando tuvo
lugar el Auto de Fe. Los sitios clave del Hereje están señalados con placas en
las paredes de los edificios’.
‘La
ruta empieza en San Pablo, luego iremos a la Plaza de las Brígidas, delante del
Palacio de Fabio Nelli, hacia la Plaza de la Trinidad, calle Santo Domingo de
Guzmán, San Benito, Plaza Mayor y Plaza Zorrilla’, nos explica la guía.
‘Lo
más importante es el recorrido histórico; a la gente le resulta muy interesante
descubrir cómo era la sociedad en la época del rey Carlos V, cómo se vivía, y
los pocos monumentos que nos quedan, pero que son muy representativos’.
La
Ruta del Hereje es uno de los paseos más interesantes que se pueden hacer por
Valladolid. El trayecto es una ruta urbana que se puede hacer en unas tres
horas y está señalizada con once carteles alusivos a la obra.
Además
de una novela, El Hereje es una ruta literaria que permite recorrer 11 lugares
de la ciudad donde transcurre la novela de Miguel Delibes y permiten saber un
poco más sobre la historia de la capital castellana.
Para
comenzar la ruta lo mejor es dejar el coche en los aparcamientos de la plaza de
Zorrilla o la plaza Mayor y desde allí ir andando a la plaza de San Pablo,
donde arranca el recorrido.
Un
paseo que comienza en la plaza San Pablo, muy cerca de donde nace el
protagonista – la corredera de San Pablo, hoy calle de las Angustias- y quien en
definitiva será su verdugo, Felipe II. Justo en la pared del Palacio Real está
situado el primero de los carteles que reproducen los pasajes de la novela de
Delibes.
La
siguiente parada se realiza en la Plaza de las Brígidas, junto al Palacio
renacentista del Licenciado Butrón, abogado de la Audiencia o Chancillería en
el siglo XVI. Esta plaza es, además, un buen lugar para una parada un poco más
larga, para tapear en el mesón Don Bacalao.
Siguiendo
el recorrido se llega a la calle San Ignacio donde se puede ver la tercera
placa, situada en la pared lateral de la iglesia de San Miguel. En ella se hace
mención a los palacios de la nobleza.
Los
Palacios que rodean la Plaza de Fabio Nelli fueron residencia de ricos
mercaderes italianos y banqueros que se asentaron en la ciudad de Valladolid,
como Fabio Nelli, cuyo palacio del siglo XVI es hoy sede del Museo de
Valladolid, o el Palacio de los Valverde.
En
estos palacios también se alojaban nobles como don Carlos de Seso, personaje
histórico y distinguido luterano al que Felipe II espetó: ‘Si mi hijo fuera tan
malo como vos, yo mismo apilaría la leña para quemarlo’.
Nuestro
protagonista, Cipriano Salcedo, tiene cerradas las puertas de la nobleza, así
que compra un título y conoce al empresario Carlos de Seso, que le pone en
contacto con el grupo de luteranos que siguen al doctor Cazalla.
A
su casa acudían el último viernes de cada mes ‘sin sirviente, sin caballeo y
sin antorcha’, para no llamar la atención.
Hacemos
la siguiente parada en la plaza de la Trinidad. Aquí se encuentra el que fuera
Palacio de las Condes de Benavente (s. XVI).
Aquí
se instaló en el siglo XIX el Hospicio de la ciudad, una institución que tres
siglos antes estaba a cargo de la Cofradía de San José de los Niños Expósitos,
y es en este lugar donde estudia el joven Cipriano Salcedo.
En
las cercanías se localizaba la Judería de Valladolid, donde los Salcedo tenían
su almacén de lanas y desde donde partían hacia Burgos, atravesando el único
puente que había en esa época sobre el río Pisuerga, para vender la lana a
Flandes.
Por
la calle Santo Domingo de Guzmán se llega al convento de Santa Catalina, de
monjas dominicas, que estuvieron implicadas en el proceso del Doctor Cazalla.
Por aquel entonces era una institución muy prestigiosa y no podía acceder
cualquier mujer. Hoy se dedican a vender dulces y el convento se sitúa junto a
los conventos de Santa Clara y Santa María de Belén.
El
siguiente paso del recorrido se emplaza en la Capilla de los Condes de
Fuensaldaña, construida al lado del Patio Procesional de San Benito – en el
interior del Museo del Patio Herreriano- y donde fue enterrada – y luego
desenterrada para ser quemada - Doña Leonor de Vivero, madre del Doctor
Cazalla.
Aquí,
en la actual calle del Doctor Cazalla, estuvo la casa de Doña Leonor de Vivero,
que servía de lugar de reunión para los conventículos o conciliábulos de los
luteranos.
De
la Plaza de Fuente Dorada partía la Calle de Orates, en la que se encontraba el
Hospital de los Inocentes o de Orates, donde Cipriano se ve obligado a ingresar
a su esposa Teo ‘La Reina del Páramo’ cuando esta enloquece. También sitúa aquí
Delibes la taberna de Garabito, donde Bernardo Salcedo acudía a tomar vino con
los amigos, y por aquí pasó el cortejo de los reos hacia el Auto de Fe desde la
Cárcel Secreta de la Inquisición.
En
la Plaza del Mercado, conocida hoy como Plaza Mayor, fue donde se llevaron a
cabo los dos autos de fe cuyo recuerdo nos ha transmitido Miguel Delibes en la
novela. La Plaza Mayor era en el siglo XVI el lugar donde se celebraban todo
tipo de fiestas, tanto civiles como religiosas. Tras el incendio de 1561 fue
rediseñada y reconstruida por Francisco de Salamanca, bajo las órdenes de
Felipe II.
Los
reos acudían a la ceremonia del Auto de Fe vestidos con corozas en la cabeza y
sambenitos en el pecho. Al finalizar, algunos volvían a la cárcel y los demás
eran montados en borriquillas y llevados a través de la calle Santiago al lugar
de ejecución de la condena.
Las
cosas han cambiado mucho, y esta zona es ahora famosa por ser el centro
gastronómico de Valladolid. Desde una de las bocacalles de la Plaza Mayor se
sale a la Plaza de la Rinconada, donde hay muchos bares y mesones para tapear.
Allí se encuentran, por ejemplo, el restaurante La Bigomia y El Fogón.
Valladolid
es una de las mejores ciudades del mundo para tapear. Algunas paradas
imprescindibles son La Tasquita (Calixto Fernández de la Torre) y La Cárcava
(Cascajares). De hecho, las mejores zonas de pinchos están junto a la plaza
Mayor y alrededores, en las calles de Correos, de la Reina y en el entorno de
la plaza ‘de Coca’.
Salimos
de la plaza Mayor por la calle de Santiago, la arteria peatonal y comercial por
excelencia de la ciudad. Antes de llegar al ‘quemadero de la villa’, una placa
en honor de Miguel Delibes en la Iglesia de Santiago, a la derecha, nos
recuerda que es ahí donde predicaba cada viernes el Doctor Cazalla.
Llegamos
a la Plaza Zorrilla, que antaño estaba fuera de los muros de la villa, como
todo lo que se encontraba fuera de la Puerta del Campo Grande. Aquí se asistía
al último acto del proceso contra los luteranos: el quemadero público.
Aunque
la mayoría eran ejecutados mediante la guillotina antes de arrojar sus cuerpos
a las llamas, algunos eran quemados vivos. De hecho, este fue el lugar en que
las ideas luteranas de Cipriano Salcedo quedaron reducidas a cenizas. Al acabar
el ritual, se recogían las cenizas y se aireaban queriendo borrar así todo
rastro de aquellos a los que la Inquisición había condenado.
En
el lateral del Campo Grande, en la Acera de Recoletos, está la Oficina de
Recursos Turísticos de Valladolid Turismo, en el Pabellón de Cristal. Además de
información sobre la ruta del Hereje, aquí se pueden reservar visitas guiadas y
encontrar toda la información necesaria para disfrutar a fondo la ciudad.
Sin
duda, el mejor final para esta ruta del Hereje es una buena comida en alguno de
los mejores restaurantes de comida castellana que tiene Valladolid. Muy cerca
de aquí, volviendo hacia el centro histórico, nos encontramos con tantas opciones
que parece imposible elegir.
La
Parrilla de San Lorenzo, famosa por sus lechazos al horno de leña, está ubicada
en los bajos del convento de San Joaquín, del siglo XVI. Si se busca algo menos
convencional, en los Zagales de la Abadía hacen un excelente arroz con
bogavante o un rabo estofado al vino tinto y tarta de queso. Otro restaurante
muy agradable de cocina casera y tradicional castellana es el Caballo de Troya.
Cualquier
día es bueno para hacer esta ruta de Delibes, una excusa apasionante para
conocer el centro histórico de Valladolid. Podemos reservar una ruta guiada en
Valladolid Turismo, para dejarnos llevar en este viaje a través del tiempo o,
simplemente, caminar sin prisas, siguiendo las placas del Hereje que jalonan el
paseo.
Pero
aunque hacer la ruta en sí es una experiencia inolvidable, es mucho más
enriquecedor si se ha leído antes la novela de Miguel Delibes, un escritor, un
ciudadano ilustre, que pertenece ya para siempre a la historia de oro de su
querida Valladolid.
Agradecimiento:
Valladolid Turismo. Tomado de Express
Para información de ofertas en alojamientos
y consulta de visitas, dirigirse a nuestras oficinas:
Santander: 942-229099 martillo@viajesaltamira.com
Gijón: 985-354339 asturias@viajesaltamira.com
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