La
ciudad de La Haya se dispone a celebrar los 200 años del Reino de Holanda y se
lo toma con tiempo, ya que las diferentes fiestas, eventos y actos con este
motivo se alargarán entre 2013 y 2015.
Sin
duda uno de los actos más espectaculares será la recreación en la playa de
Scheveningen del desembarco de Federico Guillermo I de Orange exactamente el
día en que lo hizo doscientos años más tarde, el 30 de noviembre. Y es que la
capital holandesa, es una ciudad que mira el mar, como algo muy propio.
Uno
de los grandes monumentos de la ciudad, precisamente tiene el mar como
protagonista. Se trata del Panorama Mesdag, pintado por Hendrik Mesdag en 1881,
una curiosa obra circular de 120 x 14 metros, la mayor de Holanda y la mayor
circular de Europa, que representa el mar, las dunas y el pueblo de
Scheveningen en una figuración naturalista a la que contribuye ciertos
elementos naturales, como arena, conchas marinas, maderas y vegetales. Este lienzo
hace viajar hasta el año 1880, con la playa rebosante de actividad: los
marineros arrastrando los barcos de pesca por la playa, una práctica militar en
un lado y muchas personas disfrutando del sol y la playa. En un rincón se puede
ver a la esposa de Mesdag, coautora del cuadro, pintando en la playa.
Por
supuesto, la siguiente visita es la propia playa de Scheveningen, con su viejo
casino y su aire decadente en la que se pueden ver todavía a mujeres que llevan
el traje tradicional a diario. Protegida por hileras de dunas, y un dique
camuflado en el paisaje mismo, ya no es arrasada por las tormentas, aunque el
viento del Mar del Norte deja claro su dominio. Recorrer la playa en invierno
es una experiencia inolvidable, monumento a una cierta melancolía nórdica,
resto perdido de escasos y efímeros veranos holandeses en los que la arena es
un estallido de veraneantes, chiringuitos y ferias presididos por el imponente
Kurhaus, el hotel y casino del siglo XIX. Al final del paseo marítimo, la playa
recupera su estado natural y el mar ofrece un sorprendente espectáculo de tonos
gris plata bajo un cielo azul.
En
el camino se encuentra el Vredespaleis o Palacio de la Paz, que alberga el
Tribunal Internacional de Justicia y que en 2013 también celebra cumpleaños:
100 años desde que fue creado. El palacio lo inició el zar Nicolás II de Rusia,
sobre la base de los ideales de pacifismo y paz mundial, que invitó a 26
naciones a constituir un tribunal mundial de arbitraje. Cuando se finalizó la
construcción del Palacio de la Paz en 1913, era tan grandioso como la mismísima
idea de la paz mundial. El palacio se materializó gracias a la colaboración
colectiva de países de todo el mundo. Durante la visita guiada, se descubren
todas las aportaciones diferentes y características que hicieron los países
para hacer posibles los bonitos jardines, la arquitectura y el diseño interior
del Palacio de la Paz.
Tomado de kuviajes.
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