Pronto
cientos de neoyorquinos irán a trabajar a ese edificio, que ya se distingue con
claridad desde numerosos puntos de la ciudad y algunos afortunados
experimentarán una sensación cercana al vértigo desde las ventanas de sus
oficinas. Pero los neoyorquinos están acostumbrados a las alturas más allá de
las que prestan sus puestos de trabajo.
Las
adoran en sus múltiples formas: son el lugar idóneo para tomarse una copa
cuando hace buen tiempo –los bares en las azoteas reinan en la noche Made in
NY–, y también son una de las mejores opciones para estar lejos del olor a
asfalto y la falta de luz de edificios pequeños. Con el tiempo, se han
convertido en el mejor lugar para fijar la residencia.
DORMIR
ENTRE LAS NUBES.
En
Nueva York hay barrios y edificios para todos los gustos, pero si algo
caracteriza a la gran urbe americana son los rascacielos. Las mejores vistas de
la ciudad están ahí arriba, en lo alto de unos edificios que jamás dejan de
apuntalarse sobre el suelo rocoso de Manhattan.
Los
amantes de esas alturas están de enhorabuena desde que hace unos meses y es
que, mientras la Torre 1 escala el cielo, la última creación del arquitecto
Frank Gehry abrió las puertas: El edificio New York, en el Bajo Manhattan. Se
trata del edificio residencial más alto de Nueva York, que, además de presentar
un diseño que lo entrega al movimiento, ofrece en alquiler el apartamento más
alto de toda la Gran Manzana, donde se puede dormir literalmente entre las
nubes.
Desde
las últimas veinte plantas de un edificio que, con una silueta al más puro
estilo Ghery, tiene la luminosidad como bandera y supera los 265 metros, se
puede ver desde el barrio del Bronx, el que está situado ya en la parte
continental de Nueva York, hasta la zona de Coney Island, en la punta suroeste
de Brooklyn. Una vista que ha seducido ya a más de un inquilino y comprador,
dispuesto a ganar privacidad, luz y paisaje en pleno corazón financiero de
Manhattan.
El
frenesí por las alturas sigue en aumento y la última joya con que Ghery ha
adornado el “skyline” de Nueva York se quedará sin la corona del edificio
residencial más alto cuando se estrene el llamado One57, en pleno Midtown.
El
próximo año alcanzará los 306 metros de altura con 90 plantas y las vistas que
propone van, desde una panorámica completa de Central Park, el pulmón verde de
la isla, al Empire State y, claro está, imágenes del río Hudson y el East River
a lado y lado. Y con piscina incluida.
PRECIOS
POR LOS AIRES.
Los
promotores de ese edificio, muy cercano al mítico Carnegie Hall, hablan de que
su culminación supondrá una “icónica transformación del ‘skyline’ de Nueva
York”, pero al que quiera tener un pedazo de esa transformación no le va a
salir barato. El ático del One57, con seis habitaciones, está a la venta por un
precio de altura: 110 millones de dólares. El apartamento más modesto se queda,
sin embargo, en cerca de 28 millones. Y alquilar por ejemplo un espacio en el
piso 66 sale por la nada desdeñable cifra de unos 7.200 dólares al mes.
Alquilar
un apartamento en el edificio de Ghery en el Bajo Manhattan puede parecer más
barato. Un espacio en el piso 72, con tres habitaciones, sale al mes por 14.100
dólares, según los últimos anuncios en la agencia que los gestiona. Pero si se
habla de los áticos, el alquiler sube hasta la franja entre 40.000 y 60.000
dólares al mes que presentan en el mercado los tres que el edificio tiene
actualmente en el mercado. Y es que cuanto más alta es la planta, más cara sale
al bolsillo, una media de alrededor del 2 por ciento por piso, según los
últimos estimados en Nueva York, una de las únicas ciudades estadounidenses que
ha pasado por la crisis del mercado casi sin enterarse.
MÁS
ALLÁ DE MANHATTAN.
Está
claro que en Manhattan se concentran el mayor número de rascacielos, como el
llamativo edificio que acoge la sede de Bank of America, en plena Sexta Avenida
a la altura de Bryant Park, o el ahora hogar de The New York Times unas
manzanas más alejado, ya en la Octava Avenida, pero el gusto por las alturas ya
no es algo propio únicamente de Manhattan.
En
los últimos años, Brooklyn, conocido más por sus señoriales “brownstones” y
edificios de pocas plantas, ha abierto su espacio vertical a edificios
residenciales que desafían las reglas de la gravedad. Son varios los que
pueblan el llamado Downtown de Brooklyn con interesantes diseños, pero el
Brooklyner es el más alto. Vio la luz en 2009 con 51 plantas y 156 metros de
altura, lo que permite a los inquilinos tener una envidiable vista de Manhattan
desde el otro lado del East River.
RASCACIELOS
DE RÉCORD MUNDIAL.
El
gusto por las alturas también va unido al de los récords. Levantar un nuevo
rascacielos en Manhattan y hacerlo batir una marca es algo que muchos
promotores sueñan. Ahora mismo la Torre 1 del WTC quiere hacerse con la
titularidad de oficio más alto de Estados Unidos, que ostenta la Torre Willis
de Chicago, con 110 pisos. Según los diseños previstos, lo tenía que conseguir
sin problema, pero un cambio podría evitarlo.
La
torre iba a terminar con una aguja recubierta por una estructura de acero y
fibra de vidrio, que ahora los promotores quieren suprimir, por lo que la aguja
pasaría a ser antena, algo que en ocasiones no ha servido para arrebatar
récords de altura. En cualquier caso el edificio estará en los libros de
récord, con una altura de 541 metros.
Actualmente,
el mayor rascacielos del mundo es el Burj Khalifa, en Dubai, con 828 metros y
más de 160 pisos, seguido del taiwanés Taipei 101, de más de cien plantas y
casi 510 metros de altura, y del World Financial Center de Shangái, con 492
metros y 101 pisos. La lista de las mayores edificaciones del mundo a lo alto
también la componen el International Commerce Center de Hong Kong, y las
famosas Torres Petronas de Kuala Lumpur, entre otros.
Tomado de kuviajes
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