El tráfico, los vendedores y los turistas
pueden fastidiar, pero el encanto de la ciudad cura cualquier malestar en
alguna de sus magníficas mezquitas o a la hora del té. Estambul respira magia y
te ayudamos a descubrirla.
Vea nuestra web los viajes programados en los Puentes de este Otoño.
1. Conoce las mezquitas más famosas. La
belleza de la Mezquita Azul es quizá imposible de equiparar con ninguna otra
-sólo en Estambul, se cuentan más de tres mil-. Su nombre original es
Sultanahmed Camii, y fue construida por el Sultán Ahmed I entre 1609 y 1616.
Su interior está
revestido por más de 20 mil azulejos en color azul. Es la única que tiene seis
minaretes, las torres altas y finas que rodean a la mezquita. Construida más de
mil años antes, está la Santa Sofía -o Aya Sofya-. Nació como iglesia católica
en el 360. Luego fue mezquita en 1453 y ahora museo. Su interior es una
fabulosa mezcla de religiones.
La Mezquita
Süleymaniye (1558) deslumbra con la mezcla de estilos arquitectónicos islámicos
y bizantinos, y lleva el nombre de su constructor, el más poderoso y rico de
todos los sultanes otomanos.
2. Visitar los palacios de los sultanes. El
Palacio Topkapi muestra toda la opulencia con la que vivía la realeza. Fue
Inaugurado en 1465. Se requiere al
menos tres horas para recorrerlo y mucha paciencia, ya que siempre está
inundado de turistas. www.topkapisarayi.gov.tr.
3. Tomar café turco con Baklava. La baklava
son delicias dulces hojaldradas, recubiertas de almíbar y rellenas de pistaches
y nueces trituradas.
Fundamental
acompañarla con un café turco, de consistencia muy fina, lo que le da un sabor
de fondo arenoso. Se prepara en un cevze -pequeña cacerolita-, se sirve
espumoso y se bebe hasta que la espuma se asienta en el fondo y alguien se
ofrece a leer la suerte en la taza. Entra a los negocios alrededor del Grand
Bazaar.
4. El Gran Bazar y el Mercado de las especias.
El Gran Bazar es caótico y laberíntico, con más de 4 mil puestos de oro,
artesanías, muebles, lámparas y prendas de imitación. Los precios siempre
estarán por encima de cualquier otro lugar.
El Mercado de
Especias es una explosión de aromas, colores y sabores. Se puede comprar té,
frutas secas, nueces y todo tipo de especias exóticas, además de lociones y
pociones afrodisíacas como las que usaban los sultanes. La mayoría envasan los
productos al vacío, ideal para la valija.
5. Relajarse en un hamam. El tradicional baño
turco. Lo más interesante es el lugar en sí: la mayoría son del siglo XV -de la
época de la conquista de Constantinopla-, y constan de sectores divididos para
hombres y mujeres.
El elemento protagonista
es el agua en todas sus formas, por lo que se pasa de un sauna húmedo a uno de
intensa exfoliación, luego a un masaje con espuma para culminar en una piscina
de agua fría. www.cemberlitashamami.com.
6. El Bósforo. Estrecho entre el mar Negro y
el mar de Mármara, que divide Europa de Asia. A su vez, en la costa oeste, la
parte europea de Estambul está dividida por el Cuerno de Oro, una península
natural que, al sur, alberga a la Ciudad Vieja. Toma uno de los
ferries que salen del puerto de Eminönü y navegar de un continente a otro.
7. Descender a las cisternas de la basílica.
Están en el medio de la ciudad, a pasos de la Santa Sofía. Debajo de las
agitadas calles de Estambul, descansa un inmenso circuito de cisternas subterráneas,
construidas por Justiniano, en 542. Su función era almacenar agua en un espacio
sostenido por 336 espectaculares columnas. El ambiente es húmedo y oscuro, sólo
iluminado en puntos estratégicos. www.yerebatan.com
8. Compartir un
narguile y un té. El keyif para los turcos es algo así como el arte del relax.
Y un lugar ideal para ponerlo en práctica son las çay bahçesis o casas de té,
donde se puede disfrutar de dos de los grandes placeres locales: fumar nargileh
-hay un menú de tabacos saborizados- y beber té.
El té turco se
sirve en pequeños vasos de vidrio, filtrado, o bien se puede optar por el
famoso té de manzanas. Dervi Cay Bahçesi es una de las tantas casas de té de la
ciudad, justo detrás de la Mezquita Azul.
9. Comer un kebap y un gozleme en la calle. El
döner kebap es la fast-food turca favorita. Es carne de cordero cocida
lentamente en una brocheta vertical. El asador la corta en finas láminas y
coloca dentro del pita, un pan típico, bien fino y sin miga. Luego se sazona
con yogurt, verduras y alguna salsa picante a gusto.
Otro snack
tradicional son los gozleme, una especie de creppe bien fino, relleno con el
queso local, espinaca o papas. Los más ricos se consiguen en los puestos
callejeros. Pero si se opta por algo más refinado, está el Cesme Restaurant.
10. Hospedarse en
el hotel del Orient Express. El Pera Palace Hotel se inauguró en 1895. Alojó en
sus habitaciones a Agatha Christie -se dice que su libro Asesinato en el Orient
Express fue escrito en la habitación que lleva su nombre-, Greta Garbo y Ernest
Hemingway. Fue restaurado en 2010. www.perapalace.com
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